Billete con Abraham Vadelomar |
Pasó su infancia en el puerto de Pisco. Las experiencias de su infancia, vinculada al mar y al campo, influyeron decisivamente en su obra. Estudió la secundaria en el colegio Guadalupe de Lima, y en 1905 ingresó a la facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Sin embargo, dejó las clases al año siguiente para trabajar como dibujante de revistas como Aplausos y silbidos, Monos y Monadas, Actualidades, Cinema y Gil Blas. Sus primeros versos, de estilo modernista, los publicó en la revista Contemporáneos; sus primeros cuentos, al año siguiente, aparecieron en Variedades e Ilustración Peruana.
Su obra temprana está marcada por la influencia del modernista Manuel González Prada: poemas, crónicas periodísticas y cuentos, así como dos destacadas novelas cortas: La ciudad de los tísicos (1911) y La ciudad muerta (1911), en las que es patente la devoción del autor por Gabriele D'Annunzio.
En 1912 participó en la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst. El triunfo de este candidato le proporcionó la dirección del diario El Peruano en 1912, y, al año siguiente, un puesto como diplomático de su país en Roma, ciudad en la que escribió su obra más importante, El Caballero Carmelo.
A su regreso a Perú, tras el derrocamiento de Billinghurst, en 1914, trabajó como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero, bajo cuya influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca Zubiaga (1803-1835), esposa del presidente Agustín Gamarra y figura destacada de la política del Perú de la época.
Volvió a ejercer como periodista, colaborando sobre todo en el diario La Prensa., donde utilizó el seudónimo "El Conde de Lemos" para firmar sus secciones "Crónicas frágiles" y "Diálogos máximos". Fundó la efímera pero influyente revista Colónida y encabezó el movimiento intelectual del mismo nombre (movimiento Colónida), de corte esteticista. Ese mismo año publicó Las voces múltiples, libro en el que se reunían poemas suyos y de otros autores del movimiento. En él se recogen los poemas más conocidos de Valdelomar, "Tristia" y "El hermano ausente en la cena de Pascua..."
Elegido representante al Congreso Regional del Centro, en una reunión de dicho Congreso en la ciudad de Ayacucho, sufrió una caída que le produjo una fractura de la columna vertebral y varios traumatismos, que le causaron la muerte.
Su mejor ficción se encuentra en dos colecciones de cuentos: El caballero Carmelo (1918) y Los hijos del sol (1921), que se consideran dos de los primeros testimonios del cuento criollista peruano. En el cuento "El caballero Carmelo", que da nombre al primer libro, se utiliza un vocabulario arcaico y una retórica propia de las novelas de caballerías para narrar la triste historia de un gallo de peleas amado por los niños de la casa. En Los hijos del sol, busca su inspiración en el pasado histórico del Perú, en la época de los incas.
Obras principales:
Novela: 1911 - La ciudad de los tísicos, 1911 - La ciudad muerta, Yerba santa
Cuento: 1918 - El Caballero Carmelo, 1921 - Los hijos del sol
Poesía: 1916 - Las voces múltiples
Teatro: 1914 - El vuelo, 1916 - Verdolaga, Palabras
Ensayo: 1910 - Con la argelina al viento, 1917 - Ensayo sobre la psicología del gallinazo, Con la argelina al viento, 1918 - Belmonte, El Trágico. Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo
Biografía: 1915 - La mariscala
Un mito sobre la muerte de Valdelomar circuló poco después, asegurando que el escritor había fallecido al caer dentro de un profundo silo u hoyo de excrementos humanos. Tal patraña, fue difundida por los enemigos del escritor, aquellos mismos que habían sido víctimas de sus críticas. Dicha versión tuvo tanta acogida que hasta un escritor del nivel de Alberto Hidalgo lo asumió como verdadera. Hasta hoy día muchos profesores difunden dicha versión en el Perú, lo cual es un error grave, pues diversos testimonios de personas que estuvieron cerca del fatídico suceso concuerdan unánimemente que el escritor cayó desde una altura de unos seis metros sobre un montículo de piedras que se elevaba a un metro de altura cerca de la escalera, lo que le produjo la fatal rotura de la columna vertebral. Segun Luis Alberto Sánchez, la razón por la que Valdelomar bajó apresuradamente por la escalera fatal en medio de la oscuridad, fue su deseo urgente de aplicarse una inyección de morfina, a la que se habría vuelto adicto.
1 comentarios:
Publicar un comentario
0. me sirve