El viajero, Gabriel Lafond de Lurcy, cuando visitó Pisco en 1822 nos dejó un excelente relato sobre los licores elaborados en el valle de Pisco y su comercializacion. Gabriel-Pierre Lafond (1802 - 1876) fue un marino y armador francés. Como capitán de marina mercante viajó extensamente y tomó parte en algunos episodios importantes de las luchas por la independencia sudamericana.
La ciudad de Pisco esta situada a cerca de dos leguas de la costa, al nor-oeste del fondeadero. Este valle, así como los de Chincha y de Cañete, estan cultivados casi todos con viñas, dátiles y olivos.
Es allí que se elabora el mejor aguardiente del Peru: antes de la guerra de la Independencia se le exportaba a Chile y hasta California. Se fabrica tambien alli una variedad hecha de uva moscatel, la que tiene gusto del vino de Frontignan y del aguardiente de Endaya, al que se llama aguardiente Italia.
En fin, se hace el aguardiente de apio y de durazno, especie de aguardiente que tiene el sabor de apio o de durazno. Estos aguardientes se conservan en pipas de tierra de diferentes dimensiones, que contienen de veinticinco a ciento cincuenta botellas. El depósito tiene la forma de una betarraga y el orificio está situado en la parte ancha. El interior esta revestido de brea mineral que impide la filtracion. Esta masilla da un sabor desagradable al licor, al que, por lo demás, se conserva claro y límpido como el kirsh. Los viñadores obtuvieron de Carlos IV el monopolio de la fabricación de los licores espirituosos. Esta medida puso fin a la competencia que les hacían los productores de azúcar por la fabricación del ron.
Cuando el almirante Cochrane desembarcó en Pisco, su escuadra destruyó, en la costa, millares de pipas de aguardiente. Los marineros ingleses, siempre inclinados a estas clases de excesos se acordaban con delicia de esta bajada, o más bien de esta orgía, en la que el aguardiente corría a mares. Varios de ellos murieron por esto, digna expiación de un placer semejante.
Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, 1971. Relaciones de viajeros, Volumen 2. Pagina 176
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